Por Delfi_r el sábado, 20 de Febrero de 2010, 20:04 – Slot y Sport Auto – Enlace permanente
El amigo Carles de Warm-Lap me dijo que tenía un reportaje para publicar, y aquí está:
Los días 22,23 y 24 de enero, mi compañero David y yo, tuvimos la oportunidad de desplazarnos al país vecino, concretamente a Léguevin, una localidad en los alrededores de Toulouse, donde tiene su sede el club Cirso 32, organizador de esta ya 3ª edición del Gran Prix de Léguevin , donde teníamos que disputar una singular carrera internacional, que paso a detallar más adelante, con una visión del slot de competición bastante distinta conceptualmente a lo que estamos habituados en nuestro país.
Los coches debían ser Berlinas y GT’s que hubieran participado en el Tour de France Automobile entre 1951 y 1964, tanto fabricados en resina como en plástico, excluyendo cabriolets y spyders. Se preveía un buen plantel en la parrilla.
La técnica: igualdad ante todo. Chasis de Slot Classic, neumáticos delanteros ninco classic 20×7 Ref.80503, neumáticos traseros Ultimatt 20×7 Classic y motor cartrix TX-1 (cacahuete), neumáticos traseros y motor provistos por la organización, relación 10/25. Prohibidos cojinetes de bolas.
Atención al peso: resinas mínimo 85 gr. y plásticos mínimo 95 gr. total, peso mínimo de la carrocería 30 gr. Hubo que tirar de plomo….. de bastante plomo, pues llevábamos un plástico, un precioso Ferrari 250 GTO de Strombecker.
Una vez en pista, no funcionaban nada mal los tanques.
Pista: Curioso sistema, rodeando el centro del pabellón desde donde se pilotaba, había dispuestos 4 circuitos de velocidad:
- Circuito Carrera 6 carriles evocando el circuito de Le Castellet
- Circuito Ninco 6 carriles evocando el circuito de Albi
- Circuito Ninco 6 carriles evocando el circuito de Nogaro
- Circuito Ninco 4 carriles trazado llamado Léguevin.
Carriles numerados del 1 al 22 y sorpresa en el carril 13, que no se utilizaba por los pilotos, en su lugar se hacían unas especiales de rally y regularidad en otras pistas de corto recorrido habilitadas para ese uso, mientras el carril 13 era usado por el público previo pago de entrada, para correr entre los pilotos (chicane movil), afortunadamente para los pilotos esa iniciativa no tuvo mucha concurrencia.
Curioso planteamiento de carrera, aunque una vez realizado, divertido.
Desarrollo del evento: Cena a las 9 (que raro en Francia) en el mismo pabellón, un aplauso a la organización que nos obsequió con un menú de lujo, paté con crudités, pato asado, pastelito típico y buen vino.
A las 12 de la noche arrancó la carrera, muy correcta y mucha deportividad, sin gritos, con pocos achuchones y mucho fair-play. Con nuestro equipo que tuvo una baja de última hora totalmente justificada (Alberto Ranz, de ahí la deco del coche, un abrazo Alberto y a la próxima será), se incorporaron a nuestro equipo Franco-Catalán 3 pilotos del país (Mathieu, Olivier y Damien, un abrazo para ellos también), que no eran mancos y me gustaría verlos a los mandos de un pepino de los que usamos por aquí, a más de uno le harían sudar tinta.
Bueno al lio, 12 horas de carrera, a pesar de tirar el coche al suelo a las 3 de la mañana y repararlo, penalizando unas 20 vueltas, conseguimos quedar en 5º lugar de una parrilla de 24 equipos, no es mal bagaje para ser la primera vez que corríamos con ese tipo de coches, y ya no os cuento el paso por la pista Carrera, un festival, aunque el comportamiento de los neumáticos fue muy bueno en esa superficie.
La estética: Desde luego, si algo tiene de peculiar y admirable este tipo de carreras, era la belleza de los modelos participantes, se veía algún que otro modelo, que por sus cualidades dinámicas, ya estaba claro que no iba a ganar, pero se paseaban por la pista porque a su dueño le gustaba, una gozada ver rular resinas de 150€ por la pista, y si lo rompían, pues se compraban otro, que alguien me diga donde está el problema.
Aquí os dejo algunas perlas:
En definitiva, no se si aquí esto triunfaría, pero lo que si os puedo decir, es que si los vientos alisios son favorables, el año próximo vuelvo, valer la pena cambiar de aires y vivir sensaciones distintas.